martes, 19 de enero de 2010

LA REPRESENTACIÓN DEL ESPACIO. ENSAYOS E INVESTIGACIONES

Crear un espacio que produzca sensación de profundidad supone uno de los retos del artista, que quiere trasladar a las dos dimensiones lo que en la realidad tiene tres. Desde la antigüedad, el hombre es consciente de esta realidad, y de su dificultad, pero no por ello deja de intentarlo. Como muestra, esta pintura egipcia de un jardín.

Cada plano aparece trabajado por separado , el estanque , desde arriba, los árboles, de frente, y luego se superponen formando un conjunto. A nuestra mirada, resulta un intento fallido, pero sólo porque lo comparamos con otras pinturas más cercanas en el tiempo, y comprobamos que ahora concebimos el espacio de otra forma.

Los intentos de representar la profundidad ya aparecen en las pinturas medievales. Se aplican tres recursos: deformación de la línea, disminución de tamaño y cambio de color. Se trata de una representación isométrica, es decir, los lados que se encuentran en perpendicular al espectador se deforman creando unas líneas oblicuas hacia arriba, que cambian las dimensiones reales. Podemos observar como el autor usa el cambio de color, y reducción del tamaño de los laterales.


Ilustración del Decamerón.

Sin embargo, esta representación aún nos parece alejada de nuestra experiencia perceptiva, porque aunque define bastante bien los objetos, no es así como los vemos. Pero este sistema sigue siendo válido, de hecho se usa con el nombre de perspectiva axonométrica.

Es a los arquitectos italianos Alberti y Brunelleschi a quienes se atribuye la invención de la perspectiva cónica lineal, la que mejor ha conseguido aproximarse a nuestra forma de ver.

La ventana de la perspectiva, según Durero.

El espectador se sitúa frente a una escena, con un plano vertical que se interpone entre la realidad y su visión. En este plano se produce la imagen tal y como la percibe nuestro ojo. Las rectas que son perpendiculares al espectador parecen juntarse todas en un único punto en el horizonte, que se llama punto de fuga. Se considera que el horizonte está a la altura del espectador.

Piero della Francesca, o Francesco Guardi , aplican la perspectiva cónica central, es decir, con un solo punto de fuga.

"La ciudad ideal" atribuida a Luciano Laurana.

"La flagelación".

Piero della FRancesca.

La importancia de las lineas convergentes en un lugar , convertía a este punto en un centro especial de interés. En "La flagelación ", estas no convergen en el Cristo, sino cerca de la mano del verdugo que lo azota.

La utilización de la perspectiva fue un descubrimiento para todos los artistas de la época. Se dice que Brunelleschi utilizó una pintura que representaba al Duomo de Florencia sobre un espejo, dejando sin colorear el cielo, delineado según este sistema, asombrando a sus contemporáneos con el parecido.

Se perseguía conseguir un espacio ilusorio. La pintura mostraba un espacio inexistente, usando el cuadro como una ventana. Pero el sistema tenía sus fallos. Fue Leonardo da Vinci, que aplicó la perspectiva cónica central en su “Última Cena”, quien contribuyó a perfeccionarlo.

En este caso es la cabeza de Cristo el punto de fuga, y la pintura es un fresco que continúa visualmente las paredes del espacio donde está situado, el refectorio del convento de Santa María delle Grazie en Milán.


Pero Leonardo fue el primer crítico y perfeccionador del sistema, basándose, como siempre, en su experiencia visual. El entendía que el espacio aparecía falseado por varios motivos:


- Las pinturas estaban situadas por encima del espectador, con lo que no permitían crear la ilusión de que el suelo o las paredes continuasen las reales. El horizonte del cuadro no era nunca el del espectador.

Veáse en la “Escuela de Atenas “ de Rafael.El espectador está bastante más abajo del suelo del cuadro. Su vista no puede "creer" que el suelo del fresco sea la continuación del que está pisando.


- Los seres humanos tenemos una visión estereoscópica, es decir, dos ojos, mientras que la perspectiva cónica basa todo el sistema en un solo punto , lo que aplana las figuras. No sólo eso los ojos se mueven dentro de la órbita, con lo que nuestro punto de vista no está casi nunca fijo.


Leonardo intentó paliar estos defectos del sistema introduciendo modificaciones que provenían de su propia observación. Contemplando la naturaleza se dio cuenta de que ,a medida que se alejan, los objetos no solamente disminuyen , sino que sus contornos quedan menos nítidos. De esta forma, inventó el “sfumato”, una técnica pictórica consistente en difuminar los contornos para integrarlos en el fondo en vez de recortarlos .


Pero además , observó que cuanto más lejos estaba , más azulado se veía un paisaje. Es decir, que si vemos unas montañas en la lejanía, se percibe el contorno difuso y más bien azul.

En "Santa Ana, la Virgen y el niño", del Louvre, Leonardo aplicó esta técnica, llamada perspectiva aérea, difuminando las rocas del fondo y pintándolas en tonos azul grisáceo, cada vez más claros según se alejan.


Velázquez utilizó las enseñanzas de Leonardo en sus retratos con fondo de paisaje, como este del príncipe Baltasar Carlos. Otros muchos cuadros suyos muestran la práctica de la perspectiva aérea, como las Meninas, o la Rendición de BReda.




"Retrato ecuestre del Príncipe Baltasar Carlos".


A partir de ahí hemos asimilado este recurso de manera natural para crear profundidad, pero todavía escandalizaba , cuando Turner, a principios del XIX, dibujaba la silueta de Venecia como la observaríamos una mañana de bruma.


"San Giorgio Maggiore". Turner.


Sin duda Leonardo hubiera estado de acuerdo con él.

Imágenes tomadas de Wikimedia commons

2 comentarios:

Vicente Camarasa dijo...

¡¡¡¡ESPECTACULAR!!!!
Qué manera tan fácil de contarlo

Jesús dijo...

Gracias.